Política
Ocurrencias que salen mal
El PP afrontaba las elecciones municipales como la crónica de su propia muerte. Encaraba el proceso con la única esperanza puesta en la ciudad de Madrid como una joya que poder exhibir en medio de un erial y buscando desesperadamente seguir siendo la segunda fuerza política nacional.
Puede ser porque muchos votantes conservadores estaban asustados por el resultado del 28A, o porque cuando un partido tiene raíces territoriales en pueblos y ciudades es difícil derrotarlo.
Ciudadanos y Vox han sido los grandes perdedores. A los naranjas se les ha esfumado lo que podría ser su última oportunidad de sorpasso al Partido Popular. Apostaron por uno de sus activos más cotizados como candidato a las europeas, Luis Garicano, sin embargo, fueron barridos por los populares.
La condición de sempiterno aspirante a ser el segundo tiene fecha de caducidad y a Albert Rivera le ha llegado la hora, tiene tan difícil un nuevo viaje al centro como liderar a la derecha.
Vox ha pinchado, todo apunta a que ha tocado techo electoral, solo queda por ver cómo rentabilizan el apoyo de sus concejales y diputados, necesario para el PP en muchas regiones y municipios y especialmente en las principales instituciones madrileñas.
Podemos se ha suicidado y la escisión errejonista no ha beneficiado a nadie, tiene pinta de que terminarán por desaparecer.
El efecto estela de las elecciones generales ha consolidado la posición de liderazgo del PSOE ganando las europeas con más de un 30% de los votos y consolidando los gobiernos autonómicos y municipales que conquistó hace 4 años.
Sin embargo, la victoria también ha traído un sabor amargo con los resultados en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Los dos gobiernos se han convertido en una tabla de salvación para Pablo Casado, son las dos instituciones más visibles y de potencia suficiente como para confrontar con Moncloa.
El socialismo madrileño debería repensarse. En la capital de España Pepu Hernández ha perdido un concejal respecto al año 2015 y, por su parte, Gabilondo no ha sabido aprovechar el viento a favor, como han hecho el resto de líderes territoriales socialistas y solo ha logrado mantener el porcentaje de votos que ya tenía.
En el peor momento de la historia del PP y en el que ha sido epicentro territorial de sus tramas de corrupción, sainetes y desastres, el PSOE no ha conseguido recuperar el gobierno.
No merece la pena perder tiempo en revisar si la causa es la práctica desaparición de la organización en muchos territorios, la ausencia de liderazgo en la oposición ni tampoco en exigir una explicación a quién impuso los nombres de los candidatos prometiendo la victoria electoral.
Los socialistas madrileños deberían mirar a futuro porque no pasa ni por Gabilondo ni por Pepu Hernandez ni por ninguna otra ocurrencia de quién se las puede permitir. Seguramente saldrá un tren hacia el ministerio de educación con un nuevo ministro, y también vendrá otro cargado con una nueva promesa de victoria y puede que hasta alguno se lo crea.
Foto: Jesús G. Feria
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