Cristina López Schlichting

Pablo Iglesias: Despreciado por el César

Me recuerda mucho a Yoda. Iglesias ha adoptado las maneras benéficas, lentas, pedagógicas del venerable maestro de la saga de La Guerra de las Galaxias. Busca acuerdos y diálogo, predica Constitución y afeó al resto de los candidatos alguno de los escasos rifirrafes. Lo malo es que salió con la bandera de la paz y regresó escaldado. Vaya estopa le tenía reservada Pedro Sánchez. «Aprendamos de las derechas y gobernemos juntos», ofreció Pablo. «Ya veo que usted no apoyará al Gobierno si no entra en él», replicó Pedro. «Hay algo más importante que gobernar usted o yo, que haya un gobierno de izquierdas», volvió a tender la benigna mano Iglesias.

Y la respuesta fue tremenda: «¡Pero si usted se mete hasta con Amancio Ortega!», espetó Sánchez. Zasca.

Pedro Sánchez ya dijo en el debate lo que pretende: que se respete la lista más votada, es decir, que le dejen gobernar con la abstención del centro derecha.

En ese cuadro sobraba Pablo Iglesias. Yoda no lo hizo mal. Se acordó de la España vaciada, atacó a la banca y propuso «recortes por arriba», ofreció 1200 euros de sueldo mínimo y dentista para todos. El problema es que nadie le hacía ni caso. Veremos los votantes.