Alfonso Merlos
Paciencia y seriedad
Poco más se puede hacer hoy que desear la recuperación de los heridos y estar en estas dolorosas horas con los familiares de las víctimas. Lo demás sobra. Y lo demás puede ser la especulación, el rumor, la hipótesis infundada, la conclusión precipitada o, peor aún, el ataque a la empresa constructora.
Sólo es posible informar cuando se disponen de datos, certezas, cuando se ha llegado al final de una investigación que va de suyo que sea larga, difícil, compleja, y que no ha hecho sino empezar. Habrá que poner todos los medios y la inteligencia y la sagacidad para llegar a la verdad de los hechos y evitar que se repitan. Con paciencia, con rigor y seriedad, sin apuntar de forma oportunista a la primera cabeza de turco que se tercie.
No. Cuando se trata de un accidente aislado, lo último que procede es poner en cuestión a toda una industria europea de Defensa, o a un proyecto de largo aliento que hasta la fecha había rendido muy buenos frutos y cumplido sus fines. Estamos hablando de un sector tecnológicamente puntero, imprescindible para el desarrollo industrial de otras áreas productivas capitales en nuestras sociedades avanzadas y en nuestras economías de mercado.
Y, ¿qué toca entonces? Algo a priori sencillo pero que requiere de delicadísimas indagaciones: fijar hasta qué punto pudo precipitar los acontecimientos el fallo humano, establecer que elementos informáticos, electrónicos, mecánicos han podido presentar un funcionamiento irregular, defectuoso, que ha terminado en tragedia.
Junto con británicos, alemanes, italianos y franceses, estamos (como la gran nación que somos) en la élite de la aeronáutica. Así debe seguir siendo. Con limitaciones presupuestarias y con algunos terribles traspiés. Es inevitable. Hemos de seguir avanzando. No hay razones para abandonar.
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