Julián Redondo
Partido loco, loco, loco
Se revuelca de dolor Jordi Alba, como abatido por un rayo, hasta que descubre que ha sido víctima de un manotazo del asistente cuando bajaba el banderín y se levanta como si nada. Raúl García se hace el muerto en el área del Barça, Juanfran duda si echar el balón fuera, pero como conoce la vis teatral de su compañero opta por la penetración, Mascherano le detiene fuera del área. Dentro, Raúl se incorpora ileso, como Jordi. Pero ha ocurrido algo, el árbitro pita un penalti que no es. Partido copero. En el segundo 39, gol de Torres, que sigue justificando su regreso al Atlético, no lo necesita. El encuentro, desbocado; empata Neymar. Con 2-1 (García), Miranda se mete el 2-2. Ataca el Atlético, zapatazo de Griezmann, despeja con el brazo Alba, el árbitro no ve el penalti verdadero y a la contra Neymar hace el 2-3, y un gesto que enfurece a los jugadores atléticos. Raúl se encara con él, y Juanfran; El «Niño» le empuja, todos le quieren pegar y en el túnel, camino del vestuario, Gil Manzano expulsa a Gabi. Esto ya no es un partido copero, es una locura. Reaparece el Atlético tras el descanso y cuando el público descubre que le falta uno se enfada con el colegiado. Saúl ha suplido a Griezmann para reforzar el esquema defensivo, el desastre inicial. Notabilísima ausencia de Godín. Entre cánticos y protestas, Arda es objeto de falta, no la indican y, según costumbre musulmana, en señal de protesta lanza la bota en dirección al asistente. Por su mala puntería sólo le enseñan la amarilla. El Atlético ya no sale de la cueva; el Barça lo encierra, es el triunfador.
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