Patio de vecinos

Facebook es como un patio de vecinos que a veces está aburrido y otras apasionante. Antes la gente se asomaba a la ventana, hoy nos conectamos. Abrimos la ventanita y vemos qué ha pasado. Lo mejor son los mensajes personales, que es como si alguien te silbara solo a ti para transmitirte algo único. «Te invito a bailar», por ejemplo. Luego están los que te escriben mensajes públicos.

Ahí está el vecindario asomado a la ventana, hablando, considerando sobre tus asuntos. Aquí entra la cosa profesional. Cuelgas un artículo, por ejemplo, y luego abres expectante para ver opiniones. La verdad es que este terreno es tirando a aleatorio. Sólo los vecinos muy concienciados te leen, la mayoría te ponen un me gusta por cortesía y bajan la persiana.

El patio del «face» funciona al ritmo de los tiempos y la gente miramos deprisa, comentamos deprisa, entramos y salimos precipitadamente. Por eso, lo más exitoso son los mensajes cortos y con fotografía.

Las fotos son muy celebradas. Como apenas nos vemos la verdadera «face», cambiar la foto es como quedar después de varios años. Y todos se lían a piropos y lindezas. Un subidón.

«Face» también te permite curiosear en la parte de la casa que el vecino te permite ver. Cómo andará fulanito, te preguntas, y a su biografía que entras. Allí puedes hacerte una idea de cómo le va la vida. La biografía es el retrato del alma de los inquilinos. Como lo son las casas.

Hay gente que teme ver violada su intimidad pero yo no veo ese peligro. Cada uno enseña hasta donde y cuando quiere. Las redes son esparcimiento y noticia. Un patio de vecinos.