José María Marco

Pedro Sánchez y las ilusiones

Ahora que en el PSOE han elegido al secretario general, se habla mucho de proyectos ilusionantes. Lo que menos le conviene a los socialistas es seguir con las ilusiones. Se las pueden dejar a los adolescentes de Podemos, decididos a vivir en la fantasía perpetua, multiplicada ahora por las redes sociales y la pantalla del ordenador. A Pedro Sánchez le incumben cosas más interesantes. En cuanto a las ideas, podría empezar a dar contenido al programa y a la posición del PSOE. Felipe González vació el socialismo español de su marxismo sin darle un nuevo cuerpo de ideas. Este vacío, que entonces pareció pragmatismo, hizo posible los bandazos que vinieron luego y que están a punto de acabar con el socialismo español.

Un primer paso sería reconciliar de una vez al socialismo español con su país, que es España, la España real, la de todos, no la soñada en un revanchismo perpetuo. Si Pedro Sánchez se atreviera de verdad a empezar a sacar al socialismo de ese mal sueño, habría dado un paso de gigante para convertirse en el líder creíble de una izquierda moderna. Otro sería la de reinventar la actitud socialdemócrata. En vez de seguir con un discurso de desgaste que a quien desgasta de verdad es al PSOE (porque todos sabemos ya que no va a cumplir lo que dice), Pedro Sánchez podría iniciar una reflexión acerca de lo que es imprescindible rescatar del Estado de Bienestar, con el fin de salvar el bienestar... y la democracia. La apuesta no es menor que eso, y el PSOE, como han hecho los partidos socialdemócratas del norte de la Unión, habrá de dejar de entretenerse jugando en solitario al izquierdismo infantil. Una actitud responsable le llevaría naturalmente a abrirse al diálogo con el centro derecha, que no es, como siguen empeñados en fantasear los socialistas, una cosa infame heredera de la dictadura. Es uno de los partidos más importantes de la Unión Europea, está asegurando por sí solo la estabilidad de la nación y recoge las aspiraciones de muchos millones de españoles, tan demócratas y tan preocupados por el bienestar de todos como los que votan al Partido Socialista. El PSOE tiene que dejar de vivir en la fantasía y volverse de cara a la realidad española de hoy en día. Por poco que haga Pedro Sánchez en esta dirección, habrá empezado a entrar en la historia grande. Y su partido estará considerablemente más cerca de La Moncloa, que es aquello a lo que un político adulto debería aspirar.