Julián Redondo
Pendientes de Cristiano
Jugará la Copa si no cae enfermo. No hay un solo motivo para pensar que a Ronaldo le sancionará Competición con cuatro partidos. Y son vagos los indicios para meterle tres. La televisión, con esos avances que congelan la imagen y descubren el pelo de una gamba en el asistente, es lo que tiene. Ayza Gámez escribió en el acta que Cristiano se dirigió al cuarto árbitro palmeándose la cara, y la tele ha demostrado que es imposible porque no se veían. Ronaldo pudo querer decir «¡qué cara tiene el árbitro!» o «¡qué jeta tiene Gurpegui!» o «¡qué rostro tenéis!», refiriéndose a los del Athletic. Hipótesis que contradicen la versión de Ayza, que se encontraba de espaldas a la jugada crucial y que ni siquiera explicó correctamente el lance en el que Ronaldo no consigue tirar del pelo a Gurpegui porque no había mechón que agarrar. Pero lo intenta, lo cual bastó al zaguero para desplomarse.
Los futbolistas no ayudan, cierto, pero árbitros como éste tampoco colaboran. Y así, en medio de este jaleo mediático, polémica tan envilecida como ficticia, relleno de tertulias y telediarios, se presenta la interesantísima semifinal de Copa entre dos eternos rivales con muchas cuentas pendientes. Y va a jugar Cristiano. No hay razones objetivas para flagelarle con cuatro o más partidos de sanción. El intento de tirar del pelo está ahí, como la exageración de Gurpegui y la reacción intempestiva de Iturraspe, que también podía haber cogido el camino del vestuario. Todo ello, agravado con los antecedentes de Albelda, otro que se palmeó el rostro, y la mala fe o la incompetencia del colegiado al redactar el acta.
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