María José Navarro

Piropo

La Razón
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La Junta de Andalucía ha iniciado una campaña contra los piropos. Los piropos callejeros son una forma de violencia de género socialmente aceptada, dice el gobierno andaluz, y señala directamente a los «animales» que silban y dicen groserías sin que las mujeres las pidamos. Y ha sido abrirla, oye, y aparecer todo el rancierío españolazo para decir que es como quitarle la identidad a un país. El ejecutivo de Susana Díaz considera como cerdos a los que dicen ordinarieces, gallitos a los que te dicen cualquier cosa por la calle, buitres a los que están a la que salta, y búhos a los que miran a las chicas sin cortarse. No saben hasta qué punto estoy de acuerdo. Y yo digo más: desde qué punto de vista las tías necesitamos que un desconocido nos diga que estamos divinas. A mí no me pasa, o sea, que no lo digo por experiencia porque yo no tengo público más allá del que se acuesta tarde y borracho, pero tampoco lo echo de menos, que ya sé qué tipo de comentarios deben estar haciendo los rancios españolazos en este momento. Miren, las mujeres no necesitamos que un extraño nos entre. No nos sentimos mejor, no nos hace falta ir por la calle y que un tipo al que no conocemos, unos tipos a los que no hemos visto en la vida nos hagan comentarios. No queremos, en general, que nos aceche un señor al que no conocemos de nada. Cosa distinta es que un amigo te diga, te halague, te pase la mano por el lomo. Cosa distinta es que un desconocido te pueda parar con educación a decirte que, sin ánimo de lucro, admira tu porte, tu belleza, tu tipito. Pero que nos venga un menda al que no hemos visto el careto en nuestra puñetera vida a decirnos que estamos buenas es incómodo. No sé si los tíos saben lo que es sentirse incómodo pero seguro que todas nosotras se lo podemos explicar. Seguro que les podemos explicar muchas miradas que no vienen a cuento, seguro que les podemos explicar cómo se siente una mujer a la que no se respeta su espacio, ni su falda, ni su escote. Puede que Vds piensen que un piropo es inofensivo. Yo no. Así que me parece fenomenal la campaña porque además soy feminazi. Que ya lo he dicho y que, a lo mejor, ya me acaba sonando a piropo.