Irene Villa
Por resolver
Quiero aprovechar esta oportunidad semanal de expresar ideas, opiniones y sentimientos, para decir lo que me han preguntado varios periodistas durante toda la semana. No he querido entrar en ese debate, del que me considero fuera desde aquel histórico 20 de octubre de 2011 en el que la banda terrorista aseguró dejar de asesinar definitivamente. Ése ha sido siempre mi principal deseo: que no siguieran destrozando familias, sueños ni proyectos de vida, absurda y gratuitamente. Justo tres días antes, el 17 de octubre de 2011, prescribió el atentado que nos costó importantes partes del cuerpo a mi madre y a mí, por lo que jamás se sabrá quiénes son los culpables y nadie pagará por ello: jamás habrá un juicio ni la sentencia resarcitoria correspondiente. Esto es algo que le hiela la sangre a mi padre, entre otros, pero que a nosotras no nos quita el sueño. Y el que se atribuya tal atentado al etarra que quiere salir a diario de prisión para trabajar, acogiéndose al artículo 100.2 del reglamento penitenciario, es irrelevante, porque no se probó, y aunque se hiciese, ya no hay nada que hacer. Pero repito, no nos importa, ya que tenemos algo mucho más potente y valioso que es esperanza y amor por la vida. Sin embargo, defenderemos siempre la memoria de las víctimas, y por supuesto la justicia, ya que es la base de nuestro Estado de Derecho. Pero hay que recordar que quienes quieran beneficios deben colaborar con las autoridades en el esclarecimiento de los más de trescientos crímenes que quedan por resolver.
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