Julián Redondo
Porteros
El mercadeo veraniego pliega a las doce de la noche del 31 de agosto. Hasta entonces, rumores y fichajes ocuparán portadas, cabeceras y múltiples espacios deportivos. Es cíclico, como en invierno el intercambio de cromos o las contrataciones desesperadas para enderezar una temporada al borde de la ruina. En esa época, rara vez cae en las redes un mirlo blanco. El estío es más proclive a los grandes desembolsos y a las apariciones estelares. Con esta pegadiza e inevitable canción del verano, irrumpe con fuerza Casillas junto a De Gea y Navas. Al indagar por el destino de estos porteros lo constatable es que el del United está a un paso de entrar en el Madrid y el de Móstoles, a otro de salir. Certezas contrastadas: De Gea quiere jugar en el Madrid, pero no a cualquier precio. Si tiene que competir con Iker y Keylor, se queda en Inglaterra. Si cualquiera de los dos emigra, dejará de dar largas al United y el trasvase será un hecho. El Manchester pide 35 millones y el Madrid confía en rabajar la cifra con Coentrao. De Gea sabe que es meta del gusto de Benítez, se lo han dicho; a Casillas no le garantizan la titularidad, sino todo lo contrario, por eso David se atrevería a dar el paso, y si se queda Navas intuye que aumentarán considerablemente sus posibilidades. La solución de este galimatías está en manos de Casillas, que se iría si el Madrid –que sigue sin recibir ofertas por él, dicen– le compensa con unos 30 millones brutos por los dos años de contrato que tiene firmados. Vil metal. En lugar de una oda, como a Platko, Alberti escribiría un culebrón con estos porteros.
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