Lucas Haurie

Presupuesto, por supuesto

La elaboración de un presupuesto es el bautismo de fuego para un gobernante; en tiempos de crisis y con un socio vociferante como Izquierda Unida, es peor que desembarcar en la playa de Omaha. Pues Susana Díaz y Chusa Montero, morena importantísima, han sobrevivido al fuego graneado de la escasez, a la artillería pedigüeña de unos conmilitones hambrientos y a la munición presuntamente amiga de IU, que exigía el suicidio de un aumento de la presión fiscal pero se ha tenido que conformar con un recorte mitigado en sus consejerías. En su «Mundo al revés», a Goytisolo se le olvidó incluir a estos socialistas andaluces resistiéndose a la subida de impuestos con idéntico entusiasmo con el que el presunto liberal Montoro exprime a los contribuyentes de toda la nación. No se han animado a emular a Ignacio González con la rebaja en Madrid del tramo autonómico del IRPF para que a Valderas no le diese un patatús, pero todo se andará para escarmiento del gabinete de tecnócratas de Griñán, que nunca se atrevió a tanto. Va quedando claro que aquélla era más gente de miccionar colonia que de arremangarse. Resulta que el Pigmalión era de guardarropía y que esta señorita Doolittle no se extasía en las cumbres de la Literatura universal pero se maneja con soltura en las catacumbas de la política autonómica. Los comunistas patalean pero se la tragarán doblada con tal de seguir chupando del bote y doña Susana se encamina hacia el ecuador de la legislatura con el vecino de la izquierda domeñado y el de la derecha, en busca de un candidato sin cara de perdedor. Lo está bordando.