César Lumbreras
Primavera caliente
La primavera que acaba de comenzar se presenta caliente en algunos sectores, principalmente el lácteo y el de la carne de porcino, que ya llevan a cuestas una larga crisis encima. Las medidas anunciadas, que no aprobadas, en la última reunión del Consejo Agrícola de la UE, celebrada hace una semana, no van a servir precisamente para que salgan de esta situación.
La más novedosa consiste en la aplicación del artículo 222 del Reglamento de la Organización Común de Mercado (OCM), que permite a los productores, las organizaciones interprofesionales y las cooperativas llegar a acuerdos para reducir la producción de leche sin infringir las normas de la competencia. Se trata de una actuación de carácter voluntario, de aplicación temporal y no se contempla una compensación específica para los ganaderos que opten por recortar su producción. Esto es lo único que sabe por ahora de esa «medida innovadora». Todo lo demás son dudas.
En teoría, si se recorta la producción de leche, la oferta disminuirá y los precios dejarían de bajar e incluso podrían recuperarse. Pero esa es la teoría. En la práctica, si un ganadero reduce en su explotación la producción tendrá menos ingresos por la venta de la misma, mientras que otro que la mantenga, e incluso la incremente, podría ocupar la cuota de mercado del primero y no mermaría la entrada de dinero por sus ventas. La lógica parece indicar que se debería establecer una compensación para los que bajen sus entregas de leche.
Llegados a ese punto, el comisario dice que no tiene fondos disponibles, salvo que se aplique la reserva de crisis, e insiste en que los estados utilicen las ayudas nacionales para ello. Y, mientras tanto, algunos ganaderos se encuentran agobiados porque las industrias van a dejar de recoger su leche la semana que viene. Un drama.
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