Marta Robles
Pura justicia
Para estudiar una carrera lo fundamental es querer hacerlo. Lo he comprobado muchas veces a mi alrededor, entre personas que lo han tenido más difícil que otras para poder estudiar. Yo misma estudié la carrera de Periodismo mientras trabajaba. No es que mis padres no pudieran pagarme los estudios, es que consideraban que esa no era «la carrera adecuada». Pese a su criterio yo me empeciné en hacerla y ellos se negaron a correr con los gastos.
Si no hubiera tenido ilusión y vocación, difícilmente hubiese seguido adelante. Sin embargo, en mi expediente constan cinco matrículas y debo reconocer que, si me presentaba para optar a ellas, no era tanto por la gloria de la nota como para evitar pagarme la matrícula del año siguiente. Es curioso, pero cuando se habla de justicia social y se ignora el esfuerzo creo que se aboca a los jóvenes a la más profunda de las injusticias.
No puede ser que se concedan becas por igual a quienes sacan buenas calificaciones que a quienes, sencillamente, se presentan a los exámenes. Si lo que se valora es exclusivamente la renta de los padres, se pueden quedar sin ayuda estudiantes en mis mismas circunstancias de entonces, que pese a las buenas situaciones económicas de sus familias, se encuentran con otros impedimentos y dependen de su propio esfuerzo para poder pagarse las carreras.
No estoy de acuerdo con que la nota media de entrada sea distinta para los becados que para los no becados, porque ya se sabe que a esa rampa de salida unos llegan con más facilidades que otros; pero, una vez dentro, recompensar el esfuerzo no sólo es necesario, es, sin ninguna duda, pura justicia.
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