El pontificado de Francisco

Púrpura

La Razón
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Es el color del hábito que vestirán el jueves los 14 obispos que serán hechos cardenales por el Papa Francisco. Una púrpura que no tiene nada que ver con los fastos imperiales, sino que recuerda el color de la sangre que deben estar dispuestos a derramar en defensa de la fe. El nombramiento de cardenales es uno de los poderes reservados al Pontífice. El colegio cardenalicio es por eso un reflejo del modelo que cada Papa quiere para su Iglesia. Y, de manera muy especial, los cardenales electores del Sucesor de Pedro (aquellos que aún no han cumplido los ochenta años) están llamados a elegir a quien consideren más apto para regir el futuro de la Iglesia. En estos momentos el colegio electoral está compuesto por 19 cardenales nombrados por Juan Pablo II, otros 47 designados por Benedicto XVI y los restantes hasta ciento veinticinco por Francisco. Si, como es previsible, este no será el último Consistorio que celebre Bergoglio cabe deducir que de alguna manera el próximo Papa responda al designio de su predecesor. Ello no obstante la intervención del Espíritu Santo.

Los nombramientos cardenalicios de Bergoglio tienden a ampliar la representación geográfica en el colegio incluyendo a países que hasta ahora no habían contado con ningún purpurado. Por otra parte este Papa no se siente vinculado a los lazos históricos y así se explica que algunas diócesis tradicionalmente cardenalicias hoy estén presididas por un arzobispo. Dos españoles serán elevados a la dignidad cardenalicia el jueves. Son el mallorquín Luis Ladaria y el vallisoletano Aquilino Bocos. Por diferentes razones ambos están muy vinculados al Papa argentino que preside la Iglesia universal.