Julián Redondo
Que llamen los ricos
El fútbol español está en el buen camino, afirma Miguel Cardenal; pero debe 4.100 millones: 3.600 el de Primera y 500 el de Segunda. Es probable que el Congreso apruebe el próximo mes de junio la nueva Ley del Deporte, que facilitará la entrada de importantes inversores extranjeros, tal y como sucede en Inglaterra, Francia e Italia. Con otras normas, se supone que en lugar de aparecer elementos como Piterman o Ali Syed, quienes se interesen por los equipos S. A. de la Liga serán muchimillonarios como Al-Thany, pero más serios, al estilo del indonesio Erick Thohir, que ha comprado el Inter; el jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan, propietario del Manchester City, o Nasser Ghanem Al-Khelaifi, presidente del PSG. Mientras se negocia la venta conjunta de los derechos televisivos de la Liga en el mercado internacional, los clubes asfixiados por las deudas esperan ese balón de oxígeno de algún exótico capitalista, porque no todo es Barça, Real Madrid o Selección. Apenas hay que rascar en la superficie futbolística española para encontrar el color de la miseria; el del dinero asoma por otros pagos, que no son ni Guinea Ecuatorial, con permiso del Gobierno, ni Suráfrica, el país en el que España ha escrito su página más gloriosa. Alegría indescriptible entre dolores de cabeza como Gibraltar.
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