Iñaki Zaragüeta

Queda trecho por recorrer

Se escenificó el gran debate y aquí ha pasado poco. Mariano Rajoy se liberó de una carga, ratificó su honradez y fortaleció su liderazgo, que no es poco en estos tiempos. Además, consiguió algo de gran importancia, salvó la cara sobradamente en su refriega derrotando a quien debería ser su alternativa, el mismo que amenazó –aún no la ha desestimado– con una fracasada de antemano moción de censura, Alfredo Pérez Rubalcaba. También animó a sus huestes, que vieron a un líder más firme que en otras ocasiones, pero, por más que agosto sea letal para quienes pretenden mantener escándalos, el «caso Bárcenas» seguirá dando la lata. Lo peor, que la maratoniana sesión parlamentaria influyó bien poco en el pensamiento de la sociedad en general.

¿Las intervenciones de los principales líderes han modificado algo el sentir general o, por el contrario, los españoles piensan hoy igual que hace 25 días cuando expresaron ante el CIS que el paro monopoliza el primer puesto de sus preocupaciones y, en segundo lugar, la corrupción por encima de otros problemas de índole económica? Creo que no. ¡Ojo! Y los políticos y los partidos continúan en cuarta preocupación.

En este sentido, éstos, los políticos, deberían reflexionar sobre las valoraciones que les otorgan sus paisanos. Ninguno alcanza el aprobado y el más valorado es Rosa Díez con un 4,12. Y no creo que le ayude la intervención del jueves en la sede del Senado, que en nada positivo se distinguió.

Tengo la impresión de que Rajoy se quitó un peso de encima con suficiencia, cumplió con su responsabilidad y obtuvo algún beneficio, aunque no se liberó definitivamente de la tormenta. Así es la vida.