Iñaki Zaragüeta
¿Quemamos CACSA?
¿Y qué? Es la primera pregunta que formularía el concejal del PSPV en el Ayuntamiento de Valencia, Salvador Broseta, respecto a que la Ciudad de las Artes y las Ciencias debe 7,2 millones de euros -él los eleva a diez- de IBI. Como me comentaba ayer mi amigo Rogelio ¿qué hacemos con ella? ¿queman sus edificios? ¿embargan al emblema de la ciudad? ¿envían a la Guardia Civil para cobrar? ¿al cobrador del frac? No entiendo muy bien cuál era el objetivo perseguido por el representante socialista.
No sé si ése es el núcleo del programa electoral como alternativa al PP de Rita Barberá. Si así fuera, el PSPV está condenado a continuar en la oposición por más que las encuestas le otorguen posibilidades con el tripartito. Al final, los ciudadanos votan pensando en sus intereses. Otra cosa es que, después, los políticos les fallen y hagan buenas las palabras de Tierno Galván «los programas están para incumplirlos».
En cualquier caso, el asunto no debe tener demasiada enjundia ni siquiera para el grupo socialistas, cuando no salió a la palestra pública su portavoz sino uno de sus compañeros, quien además cometió un error de entrada como el de colocar tres millones de euros más en el debe de Cacsa, casi el cincuenta por ciento por encima de la realidad. Con esa contabilidad no pueden salir las cuentas. Así es la vida.
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