Francisco Marhuenda
Rajoy y el cambio ordenado
El PP confía en Rajoy para ganar las próximas elecciones generales con una mayoría suficiente que le permita formar un gobierno estable. Es la primera conclusión de la renovación de la dirección del partido que anunció ayer. Es cierto que ha conseguido desconcertar tanto por las novedades como por las continuidades. Carlos Floriano ha sido defenestrado como vicesecretario de organización, aunque no ha tenido el dramatismo de la defenestración de Praga que desencadenó la Guerra de los Treinta Años. Ha salido por su propio pie, aunque estigmatizado como el responsable de los resultados del 24-M. Le darán un puesto de consolación en la dirección del grupo parlamentario, que es lo más cercano a la irrelevancia. Rajoy tendrá sus razones. En cambio, lo de González Pons no tiene ningún dramatismo porque era difícil compaginar sus responsabilidades europeas con la vicesecretaria general.
Cospedal queda debilitada como secretaria general porque el presidente asume el mando y control del partido. Es algo que se había producido hace unas semanas y que ahora adquiere carta de naturaleza. Es otra víctima propiciatoria. El ascenso de Pablo Casado era tan evidente como merecido y ha sido un excelente portavoz en la campaña. La incorporación de Maroto y Levy es una sorprendente apuesta que busca dar una imagen de renovación profunda. A partir de ahora iremos asistiendo a la jubilación acelerada de las figuras que quedan de la travesía que comenzó cuando sustituyó a Aznar, aunque con la excepción del incombustible Arenas que estoy convencido de que es capaz de seguir con quien suceda a Rajoy.
La designación de Moragas como director de la campaña electoral es la confirmación de que asume el control pleno del partido y del Gobierno. Es consciente de que se juega su futuro político y ha decidido confiar en la persona que mejor conoce, y confía que es él mismo. Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera no deberían fiarse porque Rajoy, sin asesores inútiles y listillos, es un excelente candidato. El tiempo dirá si ha acertado con estos cambios en la dirección del partido y los que haga en el Gobierno. El centro derecha espera una renovación profunda, más empatía y proximidad, así como un retorno a los valores del PP. Ha acertado reconociendo los errores y parece que tiene muy clara la estrategia para ganar, lo que es muy positivo y esperanzador si tiene éxito.
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