Martín Prieto

Receta de la felicidad comunista

Receta de la felicidad comunista
Receta de la felicidad comunistalarazon

La iniciativa comunista en la Junta de Andalucía para detener el flujo de lanzamientos que engrasó el PSOE es calificada por sus opositores de populista o chavista. No sé por qué. Las villas miseria de Caracas proporcionan la munición que la convierte en la capital más peligrosa del mundo; bajo el perenne peronismo, los arrabales de Buenos Aires albergan a los cartoneros en condiciones infrahumanas; en La Habana se caen salitradas las manzanas y los barrios; y en Corea del Norte vemos por televisión pueblos de adobe y paja. Ni en la extinta URSS se distinguió el socialismo real por su política de vivienda. La izquierda española, que tanto venera la Constitución, se acoge a su artículo 47 (« Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones (....) regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación»), que no se ha cumplido nunca a tenor de la filosofía de Rafael «El Gallo»: «Lo que no pué ser no pué ser y además es imposible». Nuestros últimos padres de la patria debieron estar fatigados como los de la Constitución de 1812 cuando acordaron en su artículo sexto que: «El amor a la patria es una de las principales obligaciones de los españoles, y así mismo el ser justos y benéficos». El desahucio de menesterosos toca el corazón pero no es cosa de la inclemencia del Gobierno. Carme Chacón, como ministra de Vivienda inventó el «desahucio exprés» y juzgados especiales para tramitarlos como el rayo. La chica presumía de que así abría espacios en alquiler con los inquilinos en la calle. En aquellos años Ada Colau debía dedicarse a sus labores, y el único que escrachaba a los demás era Zapatero. El Gobierno tiene muchos frentes pero no debiera dejar pasar este comunismo de andar por casa a lomos del dolor que retrasmiten sin descanso y por primera vez los telediarios. Con más dinero público los revolucionarios con bata de cola van a intentar expropiar a precio de ganga hasta al «banco malo», principal tenedor de tabiques. Chavismo no: huevonada.