María José Navarro
Recuerdos
Se ha ido sir Alex Ferguson del fútbol y con el se marcha el último súper villano de verdad. En un momento dado, dio la sensación de que Mourinho podría ocupar ese tronito, pero al portugués le falta clase para hacer de malo aunque se empeñe en serlo. Se ha ido Ferguson, el entrenador que más nos ha enseñado, gracias a su pasión por el chicle, el bolo alimenticio. Nos queda Caparrós, no teman, que tampoco es manco a la hora de masticar públicamente. Se ha ido Fergie, digo, y nada más hacerlo ya se ha subastado su última goma de mascar en Old Trafford. Un sagaz aficionado del ManU, (pendientito toda la tarde en la que su equipo se enfrentaba al West Bromwich Albion) esperó al preciso instante en el que el mánager general que había ocupado el banquillo durante los últimos veintiséis años se deshacía del chicle, para cazarlo y meterlo en una urna de cristal. A mí no me miren, que también me provoca ascazo. Inmediatamente llamó a una firma de subastas por internet y ahí que apareció la cosa con un precio de partida de ciento cincuenta mil euros. Bien, pues alguien ha pagado medio millón y ahora lo tiene en casa. ¿Se puede ser tan imbécil? Ésta es una pregunta que muchos de Vds. se están haciendo en estos momentos pero, modestamente, casi todos guardamos objetos inservibles aparentemente y que sin embargo albergan lo más preciado que poseemos los seres humanos: recuerdos felices. Los dientes de leche de nuestros niños, las entradas de las finales del Atleti, un menisco. Instantes dichosos e intransferibles. Aznar se rememora fabuloso. Hagan el favor de comprenderle, que es que son Vds. tela de corrosivos.
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