Iñaki Zaragüeta
Recuperar el voto perdido
Mariano Rajoy y los suyos afrontan un periodo decisivo para el futuro del PP y de su Gobierno, probablemente para España también. Para ello, les alentó ayer, y deberá seguir haciéndolo, a sus huestes con la piedra angular basada en tres mandamientos.
Si apuramos, los dos primeros hasta podrían compendiarse en uno. No son otros, estos dos, que frenar definitivamente la caída del PP en las expectativas electorales e iniciar un ascenso que le permita no sólo mantener la condición de partido más votado, sino adquirir la suficiente ventaja sobre el PSOE y demás para tener la perspectiva de mantener el Gobierno en el horizonte de 2015.
Para ello, transmitió el mensaje «id y predicad la buena nueva de la recuperación económica hasta los confines de la tierra, especialmente a nuestros votantes de 2011 o 2000». Es la gran baza popular, la que hará posible recuperar la confianza y hasta el optimismo, recobrar mediante los buenos datos económicos y de empleo la credibilidad perdida al tener que adoptar medidas contra su programa y espantar el fantasma de la abstención o la tentación de elegir otra opción.
El tercero, para ayudar a este propósito, trata de lograr que se recuerden las nefastas consecuencias de la última hégira socialista y de sus coaliciones con el batiburrillo de siglas de izquierda, efectos que afectaron a la economía y a aspectos tan graves como la deriva secesionista de Cataluña o la negociación pactista con ETA, por la que su brazo político accedió al gobierno de ayuntamientos vascos y las principales instituciones de Guipúzcoa.
La tarea se presenta complicada y el reto, atractivo. Fue Cicerón quien dijo: «Cuanto más grande es la dificultad, más grande será la gloria». Así es la vida.
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