César Vidal

Reforma constitucional

Si hay algo que no se le puede negar al PSOE es el ingenio para los lemas políticos. Un «OTAN de entrada no» absorbió millares y millares de votos de los contrarios a la permanencia de España en la alianza atlántica; un «Por el cambio» infundió ilusión a millones de votantes y un «Andalucía es nacionalidad» le permitió ganar un referéndum autonómico que erosionó a la UCD y que colocó a los socialistas en el machito andaluz hasta hoy. Se podrá alegar que los lemas o eran mentira o no decían nada. Cierto, pero funcionaron. El último mantra entonado por los cuadros y adeptos del PSOE es «Reforma constitucional». No sé a quién se le ha ocurrido la feliz idea, pero hay que señalar que esas dos palabras y nada son todo lo mismo. De entrada, la reforma de la Constitución en España raya en lo milagroso dado que el mecanismo contemplado en su articulado resulta extremadamente rígido. Seguramente, se hizo con la mejor intención, pero reformar la Constitución es imposible salvo que haya un acuerdo prácticamente unánime que además se pueda vender a la población para que lo refrende con un referéndum. Pero supongamos que así fuera. ¿Qué piensa el PSOE proponer? ¿Más autogobierno? No existe un solo estado federal en Europa que tenga estados federados con la autonomía tan escandalosa de Cataluña y, por cierto, el nuevo Estatuto lejos de calmar a los nacionalistas los ha caldeado más. ¿Más dinero para Cataluña? Durante los últimos años –de ZP a Montoro– Cataluña no ha dejado de recibir inyecciones procedentes de los bolsillos de todos los españoles que no han evitado que represente el 33 por ciento de la deuda de 17 CC AA, que la inversión extranjera haya caído más de un 66 por ciento en lo que va de año o que, a pesar de incrementar continuamente las cifras que se le entregan, sus servicios públicos anden manga por hombro porque los fondos se emplean en pesebres como embajadas en el extranjero, páginas web independentistas o subvenciones a entes como Òmnium Cultural. ¿Un concierto como el vasco o el navarro? Imposible. Las altas esferas saben de las presiones de la Unión Europea precisamente para acabar con los ya existentes. La nueva jaculatoria del PSOE no es si no la bandera que, en realidad, sólo oculta la ausencia de propuestas reales. Y es que, de haber una reforma, tendría que ir en la dirección contraria, la de recuperar competencias y dotar de racionalidad a la vida nacional.