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Regalos

La Razón
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Aquí donde me ves he pasado por el altar como testigo, dama y madrina, sin necesidad de casarme con nadie. Incluso he celebrado un par de ceremonias matrimoniales y, hasta donde la memoria me alcanza, he recibido ya dos ramos en mano. El primero, el de mi añorada Arancha, que actuó con premeditación y alevosía. El segundo y último, que recuerde, este mismo fin de semana, en Valencia. Me vi de repente envuelta en un cálido banquete al que acudí unos minutos, de prestado. La orgullosa madre de la novia se presentó con un par de besos y, en un impulso de ternura, depositó el bouqué nupcial sobre mis manos. Jaque mate. Sólo puedes darle las gracias, rememorar la cita de Ovidio –el regalo tiene la categoría de quien lo hace– y, en mi caso, pensar que menudo currículum arrastro, sin ser amiga de estos eventos.

En todas las culturas, cualquier obsequio debe ser correspondido de alguna manera para mostrar, a quien te lo regala, que habéis creado un vínculo social. ¿Qué sucede cuando te llueven, literalmente, los regalos? ¿Hasta qué punto nos comprometen? Estoy pensando ahora en nuestros cientos de políticos patrios imputados (perdón, investigados). En la ciudad del Turia, Rita Barberá se manifiesta estos días en todas las conversaciones posibles. «La historia del bolso de Vuitton no tiene consistencia, ella nunca lo recibió», remarcan algunos. «Rita miente más que habla», aseguran otros. Decido entonces ametrallar a preguntas al maestro Iñaki Zaragüeta, conocedor profundo del ecosistema valenciano y él, contundente, la defiende. Está convencido de que Barberá no ha robado un euro de las arcas municipales. Yo le rebato: «Hombre, después de 24 años en el Ayuntamiento, parece improbable que ella no estuviera al tanto de lo que ocurría». Mi colega se lamenta de que, en esta España, nos pasemos por el forro la presunción de inocencia. La senadora del Grupo Mixto será investigada por un presunto blanqueo de mil euros. Nada comparable, añade Zaragüeta, al fraude de los ERE falsos de Andalucía: 741 millones de euros, cientos de imputados, incluidos dos ex presidentes autonómicos. Desde el PSOE defienden, a su vez, la honestidad de Chaves y Griñán con argumentos similares: «Ellos, desde luego, no se llevaron un duro». De acuerdo, pero... ¿hicieron la vista gorda? ¿Mantuvieron la actitud adecuada? Moraleja: si te metes en política, acepta como máximo un ramo de flores. Más allá de eso, ¡huye! No te cases con nadie.