Atlético de Madrid

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Resacón en la Liga

La Razón
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Si bebes, no conduzcas. Si das el do de pecho, no dejes de trabajar la voz para que el sobreagudo no parezca casual. Si te clasificas para la final de Copa, ojo con las celebraciones, no se te vayan a subir a la cabeza. Sucedió en Vitoria. Temporada espléndida del Alavés, permanencia asegurada salvo catástrofe, un sorprendente triunfo en el Camp Nou, una trabajada semifinal copera, varios hitos y una empanada mental ultrasónica, fruto de un resacón apoteósico. No obstante, por la salud del maltratado torneo del KO será conveniente pensar que el 0-6 de Mendizorroza es un accidente y que la diferencia entre estos dos finalistas no es un set. Dio el equipo de Pellegrino más facilidades que los bancos ofreciendo hipotecas basura en época de bonanza y la apisonadora azulgrana le laminó. Peor que la mala imagen de grupo blando y triturado, fue la lesión de Aleix Vidal en la semana de los Hernández. Theo, el hermano de Lucas, en el minuto 86 entró muy fuerte, excesivo; desafortunado, en cualquier caso. Con el partido ampliamente resuelto, el choque entre ambos jugadores dejó colgando el tobillo derecho del sufrido lateral azulgrana. Fatalidad por una acción innecesaria. A finales de mayo se verá si este encuentro no ha dejado marcado al Alavés para afrontar uno de los compromisos más importantes de su historia. Media docena de goles pesan para la posteridad, probablemente más que el 1-2 de la tercera jornada en el Camp Nou.

El triunfo dejó al Barcelona líder de LaLiga horas antes de que el Madrid, con tres partidos menos en esos momentos, jugara en Pamplona. Si lo del Alavés fue un resacón, lo del Real, agotado el primer tiempo con empate a uno, se parecía más a un desmadejamiento que a una borrachera. El colista, descarado, le tuteaba cuando de nuevo el infortunio invadió el terreno de juego, un colchón de arena, por cierto. Isco y Tano fueron a por el balón, chocaron y el osasunista se rompió la tibia y el peroné. Una parte de la grada culpaba injustamente al malagueño. Después marcó Cristiano y entonces apareció Sergio León, prodigio rojillo. Empató y Navas le despejó el segundo, que caería del lado de un líder que no es efímero por obra y gracia de Isco, calidad al mejor precio. Y del 1-3 de Lucas Vázquez.