Internacional

Resilentes

La Razón
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Pereza de políticos. Nos dicen que las fichas van moviéndose atinadamente para sacarnos del bloqueo, aunque ya te digo yo que se están gestando acuerdos a derecha e izquierda. Sí, en ambos bandos. Sabemos lo del PP y Ciudadanos; la contraoferta aún la desconocemos. Sólo la sugirió el otro día Pablo Iglesias y, lo mismo que ante un polígrafo, Pablo dijo la verdad.

Bajo este sol último del verano desconecto del politiqueo, queda deporte que jalear desde la tele. Ay, qué haríamos algunos sin esos aparatos que acercan el mundo a casa. Grande la ventana a Río: los ojos y el orgullo puestos en los españoles olímpicos. En claro contraste, la tele es una ventana a la guerra: los ojos, humedecidos, frente al pequeño Omran. Correrías a abrazarle y a salvarle para siempre del infierno sirio. Qué impotencia y qué vergüenza de conflicto, con sus ramificaciones extranjeras interesadas. En la tele, hoy también, hablan de lo tuyo. De los mensajes de whatsapp y la manada de indeseables.

Apago la tele, me quedo conmigo. Con las adversidades propias, los traumas, las punzadas inesperadas de la vida... Sí, me han envuelto, pero sigo sana y salva. Por amor propio o por necesidad, o por el ejemplo ajeno. Por pura resiliencia. Un día, lo mismo que tú, me sentí muy afectada, pero decidí no mirar atrás y seguí con mi vida. Al final, intentas sacar la parte positiva de una situación extrema y comprendes que, antes o después, te toparás con más adversidades.

Imagino cómo te sientes, sin conocerte. Has sufrido una experiencia traumática que, mira qué paradoja, en breve se te achicará. Nunca jamás te pienses culpable ni avergonzada. El respeto a tu dolor y a tu vulnerabilidad deben ser la máxima en estos momentos. Nadie te va a señalar ni a hacer daño, tu entorno no te recordará la pesadilla, menos aún con el paso del tiempo. Quizá te descubras en adelante más miedosa y consciente del peligro, pero te aseguro que esta vivencia infame que ahora encajas se irá difuminando. Las bestias acabarán reduciéndose a unos ojos y un par de frases macabras. Y luego, al olvido. Tu mente se encargará, memoria selectiva. A los diecinueve tienes toda la vida por delante. Empiezas a salir al mundo, es más: debes salir al mundo. Te enamorarás, confía. Si tú lo quieres, serás madre. Serás feliz. No te conozco... y sí. ¡Resiliente!