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Rita Pijo Maestre

La Razón
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Hay una parte muy importante de la izquierda española que se caracteriza por un profundo anticlericalismo que hunde sus raíces en el turbulento siglo XIX. Es la expresión de un gran sectarismo que se refleja muy bien en el asalto a la capilla de la Universidad Complutense que protagonizó, entre otros, la actual portavoz del ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre. La portavoz es un fiel reflejo de esas clases acomodadas que han abrazado la “revolución” sin haber conocido nunca las dificultades de los que tienen como prioridad encontrar un trabajo o dar de comer a su familia. Es verdad que las revoluciones han contado con la colaboración de personas como Maestre que provienen de los grupos privilegiados de la sociedad o por utilizar una terminología que le resultará muy grata de las castas más elevadas. Lo hemos visto en las revoluciones francesa, rusa o china. Los aristócratas y los burgueses, como Rita, se unían fervorosos al proceso y luego eran arrollados por él. He de reconocer que me hace mucha gracia ese tono pijo de Maestre, inequívoco de su clase social, y esos gestos tan divertidos con su melena o los movimientos robóticos de su rostro cuando habla. Los funcionarios la conocen con el nombre de Tamara Maestre o Rita Pijo Maestre. Me sorprende que alguien que lo ha tenido todo desde que nació, estudió en las mejores escuelas de la capital española y no necesitó trabajar muestre ese anticlericalismo ramplón e lleno de tópicos inconsistentes. Es algo excéntrico en los tiempos que vivimos. España ha dado un salto cualitativo enorme desde la muerte del dictador y la igualdad es un valor fundamental que se expresa por medio del Estado del Bienestar. Es cierto que la gente como Maestre maneja muy bien los tópicos y maneja de propaganda con gran maestría, pero seguimos siendo uno de los países más avanzados del mundo que cuenta con una educación, una sanidad, un sistema de prestaciones sociales y unas infraestructuras que están entre las mejores del mundo. Es verdad que siempre me ha divertido comprobar el deseo de los ricos y los privilegiados a la hora de transformar la sociedad mientras el pueblo que quieren “salvar” está más preocupado por buscar o mantener un trabajo. Los defensores de la libertad religiosa deberían de estar preocupados, muy preocupados, si la gente como Rita Maestre alcanza el gobierno aunque espero que la Constitución y la Unión Europea sean la barrera infranqueable que les permita conseguir sus propósitos revolucionarios. Un gobierno socialdemócrata no me causa ninguna inquietud, no me produce el mismo efecto que alguien como Rita desahogue sus complejos y sus fantasmas de joven privilegiada destruyendo todo aquello que ha necesitado tantos esfuerzos y sacrificios como los que tuvieron que realizar personas como mis padres que no eran ni ricos ni pijos.