Carlos Rodríguez Braun
Roma y riqueza
El mercado crea y extiende la prosperidad. Pero dijo Joel Mokyr: «La Roma del año 100 de nuestra era tenía mejores calles pavimentadas, alcantarillado, suministro de agua y protección contra incendios que las capitales de la Europa civilizada en el año 1800». ¿Cómo explicar esta paradoja? Parece que había más mercado entonces que el que hubo después. Es la tesis de otro historiador económico, Peter Temin, en «The Economy of the Early Roman Empire», Journal of Economic Perspectives, 2006. Si la Roma de entonces, con un millón de habitantes, podía comer no era, como apuntó Bastiat sobre un París con la misma población dieciocho siglos después, gracias al Gobierno, sino a un mercado de alimentos, con instituciones que resolvían, como sucede con los mercados, los problemas de información asimétrica e incompleta. Había una suerte de mercado de trabajo, con salarios, por la pérdida relativa de rigidez en el sistema esclavista. También había un mercado financiero: «Los romanos se prestaban dinero entre sí con gran frecuencia. Algunos de esos préstamos se destinaban a financiar el consumo, otros, la producción... Dado el amplio uso de los mercados en bienes, trabajo y capital financiero en el antiguo Imperio Romano, hay razones para creer que los recursos eran utilizados con relativa eficiencia». También hubo mejoras técnicas y educativas. La esperanza de vida era baja, pero había relativa seguridad jurídica, y el Imperio, recuérdese, no emitía deuda pública.
✕
Accede a tu cuenta para comentar