Gonzalo Alonso

RTVE, en el alero

La Razón
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La dirección de la corporación de RTVE ha presentado una propuesta para el nuevo convenio colectivo que puede afectar muy gravemente al presente y el futuro de su orquesta. Se pretende que los músicos abandonen su actual contrato laboral para pasar a uno de fijos-discontinuos. Ello supondría limitar su trabajo al periodo de la temporada de abono, cambiando por completo el concepto y la filosofía que han conformado la actividad de la orquesta y el coro desde sus respectivas constituciones allá por 1965 y 1950.

Desde hace años pende amenaza de disolución sobre la agrupación e incluso los responsables de RTVE han intentado tiempo atrás traspasarla a la Comunidad de Madrid, pero esta vez parece ir más en serio. La corporación argumenta que un marco laboral más flexible aumentaría la productividad y reduciría los costes en unos 35 millones de euros. La orquesta replica que reducir en cuatro meses su actividad conllevaría «una merma progresiva de esta institución, que estaría prácticamente abocada a su desaparición» así como también, «la labor de recuperación y promoción de la música española, tanto contemporánea como de siglos anteriores» y, en definitiva, supondría «la práctica desaparición de un servicio público y educativo esencial para la cultura y la formación de los españoles». Los coros y orquestas de las emisoras estatales de los países de la Unión Europea tienen una importancia fundamental en la preservación y desarrollo del patrimonio histórico artístico, en el sentido que en el campo musical las obras no son algo acabado, sino que para su transmisión es necesario un intérprete. Sin él, no existe el hecho musical.

De otro lado, hay que considerar que jamás ha sido el fin único y último de la orquesta de la RTVE ofrecer una temporada de abono, sino también mantener y crear un archivo sonoro, ya sea con grabaciones en directo o en estudio, que añadan valor al Patrimonio Musical. El trabajo diario, como muy bien apunta la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en su escrito de apoyo a la agrupación dirigido al presidente del Ente, es algo fundamental, sin que basten los ensayos semanales previos a cada concierto para mantener la calidad. Mucho me temo que la idea de la dirección de la corporación vaya mucho más allá. Primero se reduce la actividad, con lo que se consigue una merma de la calidad porque los mejores músicos que puedan buscarse otro trabajo lo harán, quedando los peores y por tanto, rebajando aún más el nivel. A partir de ahí, el segundo y último paso es claro: si la orquesta es mala, disolvámosla. ¿Es así como queremos impulsar la imagen y marca de España?