Julián Cabrera

Salvavidas a Garzón

Los partidos políticos suelen repetir periódicamente errores del pasado. Ya han transcurrido dos décadas desde que José Bono por entonces presidente de Castilla la Mancha hiciera de padrino en un cortijo de los montes de Toledo del encuentro que dio con el efímero matrimonio político de Felipe González y Baltasar Garzón. Pocas iniciativas han propiciado tanto arrepentimiento en el seno del PSOE a pesar de que en esa ocasión el magistrado, luego número dos en la lista encabezada por González a las generales, sí pudo resultar todavía con su aura de Batman justiciero, un buen golpe de efecto electoral.

Pero es que ahora, Garzón amenaza con colarse con todo su esplendor en la conferencia política socialista acompañado de algunos nombres siempre cómodos bajo las dádivas del socialismo gobernante como bien nos recuerda la era ZP.

Que Gaspar Llamazares cuyo mamporrerísmo parlamentario dejó a IU hecha unos zorros se ofrezca para «derrotar a la derecha» ni sorprende; que José Carrillo lo haga desde su trono del rectorado más politizado en la historia universitaria, solo confirma que este individuo utiliza a la Complutense con fines no precisamente encaminados a la mejora de la educación sino más bien como si fuera una extensión del politburó, pero es que además a Ramón Jáuregui organizador de la conferencia se le va a colar por la puerta grande un juez apartado de sus funciones por prevaricación y acusado entre otras cosas de escuchas ilegales a los abogados defensores de Gürtel. Lo de la puerta abierta en la conferencia socialista a un Garzón que busca desesperadamente nuevos foros de protagonismo porque ya no llena ni en los boliches de Buenos Aires, es la demostración de que en el PSOE la ausencia de rumbo y modelo es proporcional a la nostalgia de Tinell.