Alfonso Ussía
San Mamés y el mamoncín
El Alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, es del PNV. Nacionalista. No conozco a nadie que haya tratado a Iñaki Azkuna que guarde de su persona un recuerdo amargo. Pide respeto por sus ideas y respeta las ideas de los demás. El Alcalde de Bildu ha prohibido los toros. El de Bilbao ha fortalecido la presencia de la fiesta taurina en la capital de Vizcaya, entre otros motivos, porque conoce las tradiciones y las aficiones de sus ciudadanos. El mejor torero de casi todos los tiempos – no escribo que de todos los tiempos por temor a los puristas– afirmó que las cinco plazas de toros más importantes de España eran las de Madrid, Sevilla, Bilbao, San Sebastián y Ronda. Me refiero a Antonio Ordóñez, que además era un entusiasta seguidor del Athletic. Iñaki Azkuna es más bilbaíno que San Mamés, que sin ser vasco, así está considerado por todos. En realidad, San Mamés nació en Cesárea de Capadocia, Asia Menor, y falleció en la arena del anfiteatro cesáreo en el año 253 de nuestra era a manos de un gladiador. Se cuenta del fallecimiento de un viejo futbolista del Athletic de vida disipada. San Pedro le abre de par en par las puertas del Cielo. El futbolista, extrañado, le explica a San Pedro que su vida nada ha tenido de cristiana y ejemplar. San Pedro lo empuja hacia los azules infinitos con premura. –Pues nada, muchas gracias, San Pedro–; y el presumible San Pedro le responde: –No soy San Pedro, soy San Mamés y le estoy haciendo una sustitución. Pasa antes de que vuelva, pecador–.
Azkuna y su grupo municipal han votado a favor de que el nuevo y flamante estadio de San Mamés sea sede de la Eurocopa de fútbol del año 2020. Bueno para Bilbao. Malo para otro Bilbao, que es un nacionalista que abraza a Bildu y nada tiene que ver con Azkuna. Me refiero al diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, que no desea que San Mamés sea escenario de un partido internacional en el que participe la Selección de España. Sus argumentos son desoladores por su elementalidad de aldea y nacionalismo rancio. Dice que si España juega en Bilbao «se llenaría de autobuses con banderas rojigualdas y aguiluchos para tomar posesión de las provincias traidoras». Suena a muy antiguo y muy simple lo que dice este Bilbao que no parece de Bilbao. En San Mamés se han colado muchos seguidores del Athletic portando pancartas y mensajes proterroristas y nadie ha dicho ni hecho nada. En 2020, esos aguiluchos –el Águila de San Juan– serán reliquias de unos pocos nostálgicos. Otra cosa es la bandera rojigualda, la de España. En un campo español en el que España juega es muy lógico que aparezcan miles de banderas españolas. Recuérdese la final de fútbol de la Olimpiada de Barcelona en el «Camp Nou». No cabía una bandera de España más. Y lo de las provincias «traidoras» es algo que nadie recuerda, exceptuando a ese señor Bilbao que no tiene categoría para ser de Bilbao. Su última advertencia es sorprendente. «Tendríamos que desplegar toda la plantilla de la Ertzaintza con todas las tanquetas en la calle».
¿Para qué? ¿Para disparar contra los portadores de banderas de España, por mucho «aguilucho» que llevaran en su escudo? ¿Para los que llevan banderas de España, tanquetas, y para los etarras, mimos y cuidados? ¿Por una majadería así dejaría el tipo este de Bilbao que no merece ser de Bilbao a la capital vizcaína sin Eurocopa?
Azkuna, Alcalde de Bilbao, con sus concejales del PNV detrás y el apoyo de otros grupos parlamentarios –Bildu no, por supuesto–, ha aprobado que Bilbao sea sede de la Eurocopa a celebrar en España. Faltaría más. En los proyectos importantes para una ciudad no caben los tontos ni los fanáticos aferrados a las berzas de su huerta o el campanario de la iglesia de su aldea.
Bien por Azkuna y su sentido común.
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