Iñaki Zaragüeta

Sánchez-Camacho la lía

Lo que el nacionalismo euskaldun no consiguió del PP vasco parece que lo ha logrado el nacionalismo catalán de la popular Alicia Sánchez-Camacho, a no ser que de verdad la corriente secesionista no tenga vuelta atrás y la delegada de Rajoy haya arrojado la toalla en una deriva inaceptable para todos sus correligionarios del resto de España. Lo cierto es que, con su petición de una financiación y autogobierno singulares, Sánchez-Camacho ha provocado la reacción de sus cuates, partidarios del cumplimiento de la Ley, que en muchos casos, como en el del presidente valenciano Alberto Fabra, se encuentran en continua reivindicación por la discriminación en la distribución de la financiación autonómica. Sánchez-Camacho debería saber que, si la Comunidad Valenciana recibiera por este concepto la misma partida que su región, esto es 2.688 euros por habitante en lugar de 2.310, hubiera cumplido en 2012 el compromiso del 1,5 de déficit marcado por el Gobierno y no tendría problemas para el presente. Cierto es que este asunto es de difícil solución, porque el defecto viene de origen en la propia Constitución, con artículos al límite de la contradicción. Mientras el 14 consagra: «Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición (...)», en su disposición adicional primera dispone: «La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales», por la que Euskadi y Navarra gozan de un estatus especial, dándose la casualidad de que son las dos con mejores datos de déficit, paro... ¿Puede mantenerse siempre este privilegio? El tiempo lo dirá. Así es la vida.