Julián Cabrera
Sánchez se blinda
El triunfo de la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, sobre Juan Segovia en las primarias por el liderazgo del PSM supone algo más que la reafirmación del control de Ferraz sobre el siempre controvertido socialismo madrileño desde los tiempos de la FSM. El resultado de la consulta interna brinda al aparato federal, o lo que es lo mismo a Pedro Sánchez, el control de la más importante federación del PSOE tras la todopoderosa andaluza, la valenciana y la catalana. Pero sobre todo viene a dar al candidato socialista a La Moncloa un verdadero y auténtico balón de oxígeno de cara al «día después» de los comicios generales. A Madrid se le ha cogido el pulso desde la arriesgada «Operación Gabilondo» que desalojo a Gómez a la turca.
Sánchez no lo ha tenido fácil desde el minuto uno de su llegada a la Secretaría General. Ni escuchó una inmediata puesta a disposición del derrotado Madina, ni percibió el aliento favorable de Díaz desde la federación andaluza, por no hablar del apoyo a regañadientes de la vieja guardia encarnada en Felipe González o de las maniobras y conciliábulos tras los que siempre aparecía el nombre de ex presidente Rodríguez Zapatero.
El control territorial del partido es esencial para la supervivencia de un líder al frente del PSOE y eso, en las circunstancias que enfrenta el candidato a presidir el Gobierno, lo hacen incluso vital. Un resultado en las próximas legislativas en el que Sánchez careciera de opciones de pacto para acceder a La Moncloa podría interpretarse como el camino hacia la puerta de salida, pero esa hipótesis plausible hace unos meses hoy, con el nuevo reparto de cartas sobre el tapete socialista, podría tornarse en una segunda y puede que merecida oportunidad.
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