Marta Robles
Sanidad compartida
No hay nada que nos haga sentirnos más protegidos que el pensar que, si algo nos sucede, habrá alguien que nos atienda. Y parece muy simple, pero no lo es tanto. En realidad, es uno de los mayores privilegios de los que disfrutamos en las sociedades civilizadas . Y no en todas. En Europa, la Sanidad es pública, gratuita y universal; en EE UU la Sanidad es sólo para quien se la puede pagar. Hacer más grande la Sanidad (al igual que la Educación) nos hace mejores a todos y sin duda también a nuestras vidas; y, en breve, nuestra Sanidad se va a multiplicar por el número de países miembros de la Unión Europea. Los pacientes de cualquier país de la Comunidad podrán, a partir de ahora, ser atendidos fuera de sus países de origen. Como es lógico, en caso de hospitalización o utilización de equipos y tecnología muy especializados, habrá que solicitar la pertinente autorización y los foráneos deberán pagar los importes de los tratamientos médicos en los países que se los dispensen y se les reembolsarán después en sus lugares de origen; pero, finalmente, la Sanidad europea ya será parte de los tesoros compartidos con nuestros socios comunitarios. Y los especialistas europeos dejarán de ser inalcanzables para muchos españoles que necesitaban una atención específica, como también los profesionales españoles –enormemente valorados en Europa–, atenderán a pacientes europeos. Está claro que, como decía Seneca, «no hay mejor salud que la que nunca se perdió», pero como según vamos avanzando en la vida, se nos va agotando el período de garantía. Nada como que sepamos que, si nos ponemos malos en cualquier lugar de la Comunidad Europea, si se puede, nos la devolverán.
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