Cristina López Schlichting
Se equivoca Rajoy
En este periódico, cuando alabamos o afeamos lo hacemos sin rebozo. Mariano Rajoy se equivoca aparcando la ley de protección de la maternidad y el no nacido. Los hombres no podemos vivir sólo de dinero. O, mejor dicho, podemos, pero la vida se convierte en un asco. Cuando la pasta lo es todo, en lugar de trabajar para vivir, vivimos para trabajar; en vez de gastar para vivir, vivimos para gastar; en vez de vivir para ser felices, vivimos para tener. El combate contra la crisis y la pobreza es una gesta encomiable... pero es para sacar adelante personas. La vida de cada uno de nosotros es lo importante ¿De qué sirve pagar la hipoteca si no hay una familia para llenar la casa? ¿Por qué educar, si no hay alumnos? ¿De qué, los médicos, sin jóvenes y viejos? Trabajamos para vivir, porque la vida es un bien excepcional.
Disfrutar de ella y educar en la conciencia de lo que supone es la más noble tarea social. Es una falacia contraponer derecho a la vida y libertad de la mujer, como ha dicho Martínez Camino esta semana. La mujer ha de ser libre para gritar a los cuatro vientos que lleva un corazón en el vientre. ¿Qué es eso de despedir a una embarazada? ¿Qué, el señalar a la soltera que espera un hijo? ¿Qué, el dejar sola y pobre a la que está en estado y carece de recursos?
¿Cuántas mujeres abortarían si todos estuviésemos con ellas, si nuestro dinero estuviese a su servicio? La ley Gallardón no obligaba a aceptar el hijo de una violación, ni a jugarse la vida en el parto. Tan sólo afirmaba el derecho del embrión a cierta protección y el de la madre a los recursos públicos ¿Acaso es progresista identificar lo que llevamos en nuestro seno con un grano o un tumor? ¡Señores! Se echa en falta alguien que se levante en la tribuna del Congreso a decir estas cosas. Si no reflexionamos sobre la vida, ni la política ni la economía tienen sentido. ¿Qué es la derecha? ¿Un cálculo bancario?¿Acaso no es prioridad del conservador salvar todo lo hermoso que hay? ¿No afeamos a la izquierda planear revoluciones destructivas, que parten de la tabula rasa? Se equivoca, señor presidente, al reducir la batalla por la vida a un cálculo de votos. Al intentar sustituirla por las promesas de una recuperación económica. Para luchar es preciso un ideal y, sin él, la política y la economía se vacían y la vida se llena de hastío. Aunque estemos podridos de dinero.
✕
Accede a tu cuenta para comentar