Restringido
Seis diputados, seis
Mátyás Rákosi fue un teórico marxista, fundador del Partido Comunista de Hungría, que puso en circulación lo que él denominaba «teoría del salchichón». Se trataba de una estrategia consistente en afrontar y resolver los conflictos y procesos políticos poco a poco, paso a paso, corte a corte, como cuando se enfrenta uno a un salchichón de pata negra.
Algo parecido es lo que intentan hacer los partidos políticos que abren negociaciones con los socialistas. Quizá hay una atención mediática muy grande con los irreconciliables Podemos y Ciudadanos, con sus requisitos de reforma constitucional, exactamente no sabemos en qué sentido, o la elaboración del Gobierno a manos del Sr. Pablo Iglesias, con algunas carteras reservadas para ministros que determine el PSOE.
Quizá es por ello que está pasando más o menos desapercibido otro actor político importante, a pesar de tener una muy menor representación parlamentaria que los anteriores: el PNV.
Los nacionalistas vascos han iniciado tímidas conversaciones con el PSOE, pero en estos primeros diálogos están siendo mucho menos histriónicos que otros. Están desarrollando todo un despliegue de buenas tácticas negociadoras que, desde la moderación mediática, aplican la dureza en las condiciones, de manera que intentan quedarse con una buena parte de la «barra del embutido».
Atrás han quedado los tiempos del Plan Ibarretxe, la iniciativa del lendakari de iniciar un proceso separatista en Euskadi. Fue derrotado democráticamente en el Congreso de los Diputados y tuvo como consecuencia final la salida del Gobierno de los nacionalistas en las siguientes elecciones. Hicieron una correcta lectura de sus errores y han modificado muchas cosas en su quehacer político, pero algunas cuestiones de fondo permanecen igual, como la exigencia del reconocimiento del derecho a la autodeterminación y el autogobierno.
No han comprometido su apoyo en una posible investidura del candidato socialista, ni siquiera han empezado a negociar formalmente con el PSOE, pero ya han esbozado un ambicioso objetivo de acuerdo.
Una de las últimas propuestas que han visto la luz es la segregación del sistema de seguridad social para Euskadi. El PNV defiende que el País Vasco y Navarra asuman a corto plazo la gestión económica de la Seguridad Social, de cara a crear a largo plazo un sistema propio, que gestionaría también otras ayudas sociales y que en el futuro podría ser una entidad única para ambas comunidades.
La caja única de la Seguridad Social es una de las piedras angulares sobre las que se cimentan los principios socialistas, porque su ruptura significaría la desaparición del sistema en sí mismo. La demanda nacionalista consiste en crear su propio sistema financiado con las cotizaciones para las pensiones contributivas y con impuestos para las no contributivas además de un sistema complementario con entidades de previsión social.
Su argumento es la menor tasa de desempleo vasca y las tablas salariales más altas y estables de los trabajadores. Para los que creemos en la cohesión social del Estado y que las fronteras sólo ayudan a crear diferencias y desigualdades inadmisibles, estos argumentos no se sostienen.
En definitiva, el trabajo de los nacionalistas siempre va en el mismo sentido: ir superando peldaños para llegar a la ruptura del Estado por la vía de la segregación. Es verdad que el PNV está haciendo gala de mayor inteligencia y mejor estrategia que los separatistas catalanes, pero la autodeterminación y la ruptura de la caja única de la Seguridad Social es la quiebra del modelo que ha hecho de nuestro país un sitio más digno. Parece un precio desorbitado a cambio del apoyo de seis diputados, si realmente estas son las condiciones irrenunciables del nacionalismo vasco, el acuerdo político con los socialistas es imposible.
Gobernar es el instrumento más eficaz para desarrollar un proyecto político, es necesario para ello ser titular del poder político. Sin embargo, no se debe confundir el poder con el gobierno, que, en ocasiones, residen en lugares diferentes. A los socialistas nunca nos ha movido el apego al poder, pero hemos batallado históricamente por gobernar, eso sí, nunca hemos equivocado ambos conceptos.
Rákosi aconsejaría a los distintos partidos que negocian con los socialistas que sigan cortando el salchichón, rodaja a rodaja, porque la gula les podría atragantar y la dirección del PSOE debería tener esto claro para no dejarse rebanar.
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