Si Berlanga lo pillase...

Es más que probable que cuando ustedes lean esto nada de lo escrito tenga algún sentido. Nunca nos hemos visto obligados a dar tantas noticias contradictorias como en este sainete más propio de una película de Berlanga que de la crónica de una situación política, pero es que lo que está pasando en Cataluña es un cúmulo de despropósitos de tal envergadura que no hay rotativa que lo resista.

Les resumo: mientras Junqueras publica artículos en los que rechaza cualquier aplicación del artículo 155, su partido aprueba presentarse a unas elecciones autonómicas admitiendo así implícitamente que la república catalana no existe; mientras, el Fiscal General del Estado anuncia la querella contra Puigdemont por rebelión, este está en Bruselas –sin que el CNI ni el ministro del Interior se hayan enterado de su salida del país– pidiendo un asilo político que le ha ofrecido el ministro de inmigración de Bélgica que a su vez era desautorizado por el presidente de ese país. Forcadell, por su parte, ha dado por disuelto el Parlamento catalán y acata la decisión del Gobierno español, mientras el Valle de Arán anuncia que decidirá este martes si se independiza de una Cataluña independiente.

Y a todo esto hay que sumarle la increíble decisión de Pablo Iglesias que, después de bramar en contra de la intervención del Gobierno en todos los tonos posibles, anunciaba que ahora es él el que interviene a su partido en Cataluña por su acercamiento a los independentistas. Si esto no es el camarote de los hermanos Marx es porque Rajoy no ha salido todavía a ofrecer dos huevos duros, pero visto lo visto, puede estar a punto de hacerlo en cualquier momento. Es evidente que en medio de todo este guirigay, el más avispado ha sido el compañero de celda de Jordi Sánchez, que ha pedido el traslado porque no aguantaba más la matraca independentista del susodicho. ¡Dichoso él que puede!