Toni Bolaño
Si cae uno, cae el otro
Estaba cantado. Ángel Gabilondo ha «arrasado», según la terminología de la Comisión Gestora y la Ejecutiva Federal. Lo hicieron sin disparar un tiro. Muchos, muchísimos, militantes socialistas no participaron en el sucedáneo de democracia para evitar males mayores y para no agitar, aún más, las aguas turbulentas que desangran las débiles estructuras del PSM. La mayoría optó por quedarse en casa.
La Comisión Gestora ha elegido al nuevo líder después de «escuchar e interpretar» la «voluntad mayoritaria». Ángel Gabilondo, Catedrático de Filosofía y profesor de Metafísica, ya es candidato de un PSM que ha pasado, otra vez, por las horas más negras de su historia, con permiso de los históricos enfrentamientos entre Besteiro y Largo Caballero.
La propaganda oficial destaca «el apoyo generalizado» al nuevo líder, pero lo cierto es que la militancia socialista de Madrid ha vuelto a su letargo. Del sueño de la participación activa han pasado a la pesadilla de la elección digital, en la que los «sabios» deciden en nombre de todos. Es la elección a la búlgara.
Se desconoce si Sánchez o Pérez Rubalcaba han ido a votar. En muchas de las agrupaciones se ha optado por un rápido «pasapalabra» en una historia de la que no quieren ser protagonistas. «Dentro de unos días nadie se acordará de todo esto», afirma un dirigente madrileño.
Gabilondo ya es candidato. Tiene menos de cien días para convertirse en alternativa. Enfrente tendrá seguramente a Tania Sánchez, Ignacio González o incluso a Cristina Cifuentes. Detrás, a Pedro Sánchez y al PSM. Bueno, lo que queda de él. El 24 de mayo se la juega y no ganará a la búlgara. En Madrid, decidirán los ciudadanos. No servirá la fórmula de la democracia «interpretativa». Si no gana, Sánchez tampoco.
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