Redes sociales
Silencios y ausencias elocuentes
Con las derrotas sucede como con el cine mudo. Bastan los gestos y las situaciones para reírse de un culazo, sobre todo si es político y si quien se la pega iba camino de ser elegida por aclamación. A diferencia del cine moderno, en el que el silencio está casi vetado, las narraciones de Charlot o de Monsieur Hulot eran calladas y acaso aparecía el intertítulo de algún contexto o de una línea de conversación, pero raramente dejaban de emocionar el ánimo del espectador por el simple motivo de ser mudos. A la política actual le correspondería sin duda la diarrea de imágenes y palabras de ese cine contemporáneo de usar y tirar, de disparos, explosiones, aterrizajes y huidas. En la política y en el cine actuales, sin embargo, se echan en falta los letreros del cine mudo, pero de silencio, aunque sólo sea por procurar la comprensión en esta universalidad de redes sociales que se limitan a repetir ruidos, maledicencias y eslóganes como ecos idiotas. Para universales, la derrota y el cine mudo, cuya misma película puede ser comprendida sin detalles verbales por un español, un pastún y un gabonés. En la noche del triunfo de Pedro Sánchez, los tres habrían apreciado el tartazo en la cara de Susana Díaz. Ahora toca Andalucía. Se espera una próxima crisis de gobierno y en su equipo han cundido el paso atrás y el silencio. Sin ir más lejos, al consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López, lo echaron de menos esta semana en un acto convocado por el Ministerio del ramo en Almería y en el que estuvo presente el coordinador europeo del Corredor Mediterráneo, Laurens Jan Brinkhorst, para tratar sobre este asunto tan capital para la región. Pues no estuvo el consejero, quien envió a su número cuatro, la letrilla menuda de esta cinta tan callada como elocuente.
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