Rosetta Forner

Sin empatía

La Razón
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Cada día son más habituales las noticias en las que, por una u otra razón, se combina adolescentes y violencia. ¿Qué tipo de modelos de conducta tienen todos esos adolescentes que abusan de semejantes, maltratan a gente mayor y muestran conductas peligrosas? ¿Son psicópatas o son el producto de un hogar o de una sociedad desestructurada? No creo que la culpa la tenga la super luna de sangre, ni el tránsito de Saturno por capricornio. Se ensalza a los violentos porque se les considera más «hombres» o «más valientes» que al resto.

La violencia forma parte de nuestra vida cotidiana hasta el punto de haberse normalizado. Asimismo, hemos perdido valores tales como el respeto a la vida. Aunque también se puede explicar porque, al carecer de autoempatía: al no estar en contacto con el mundo emocional propio, tampoco se está con el de los demás, es decir, que el ponerse en la piel del prójimo, ni saben lo que es ni les interesa puesto que nadie les ha enseñado a valorarlo.

Cuando se crece en un hogar disfuncional, es lógico buscar refugio en una personalidad de supervivencia, que actúa a modo de «protector» o de «nutridor» o «proveedor» de lo necesario con el fin de sobrevivir a nivel emocional. Sin amor no podemos desarrollarnos emocional ni espiritualmente hablando. Hemos sufrido una ingeniería social: no se llevan la familia ni los valores tradicionales, no se aprecia al otro. En cambio, el dinero y la fama fácil son lo primero. Vemos cómo vídeos insustanciales se hacen virales en el famoso Youtube. ¿Cómo puede ser? A su público objetivo cualquier cosa que les parezca «guay» ya sea porque provoque o porque les «enseña» es recibido con agrado. Algunos nacen violentos, si bien la mayoría se hace. Menos videos y más amor propio.