Julián García Candau

Sin premio gordo

Los octavos de final de Liga de Campeones salen de un sorteo, pero sin premio gordo. Por mucho que se pondere el valor de los equipos españoles, los cuatro que han tocado no son de fiar. El Madrid cree que los antecedentes frente al Manchester United le favorecen. Los partidos no se juegan en pasado, sino en presente. De nada valen las dos eliminaciones con el añadido de los tres goles de Ronaldo. El Manchester no parece que sea el de antaño, que tampoco pudo en dos ocasiones ganarle un solo partido al Villarreal, pero nada está escrito.

El Barcelona tiene en el recuerdo la fatídica final de Atenas con el Milán. También es pasado y ni el Milán de hoy es del de antaño ni el Barça actual se parece al derrotado en aquella ocasión. Para entonces, el golpe moral por la recaída de Tito Vilanova ya lo será menos.

El Valencia tiene que lidiar al rico francés. El París Saint Germain, cuyo nombre recuerda al bulevar tan literario, tiene la protección de los petrodólares. Y entre sus figuras, a Ibrahimovic, que en el Barça vivió algo parecido a lo que sufre ahora Villa. París es mal recuerdo de final de Liga de Campeones con el Madrid, y de ahí que siempre valdrá una misa.

El Málaga llega por vez primera de la mano de Manuel Pellegrini, quien ya vivió la experiencia europea con el Villarreal. El Málaga-Oporto parece un duelo entre vinos dulces. Son para los postres y el partido tal vez merezca ser un gran primer plato.

Posdata. Salvo el afligido Valencia, favoritos.