César Lumbreras
Sólo 33 años
Hoy me puede la nostalgia. Hay que remontarse al 1 de mayo de 1982, hace la friolera de 33 años. Tuve que cubrir la información de una de las manifestaciones del Primero de Mayo que se celebraron en las calles de Madrid. Dado que acababa de incorporarme a la sección de economía del periódico, se me adjudicó la que nadie quería, la de la CNT, que habitualmente recorría una parte de Bravo Murillo y que siempre terminaba con incidentes y enfrentamientos con la Policía. Aquel año no fue una excepción y se sucedieron las escaramuzas y la guerra de guerrillas entre manifestantes y fuerzas del orden. Hoy calificaríamos la asistencia como muy importante. En otros puntos de la capital se manifestaron por separado los dos sindicatos mayoritarios, la UGT y Comisiones Obreras, con una afluencia de participantes que hoy sería impensable por masiva, y con críticas, por supuesto, al Gobierno de entonces, de la UCD, partido en descomposición, y a la patronal y los empresarios. Se oteaba ya en el horizonte la victoria del PSOE de Felipe González y de Alfonso Guerra, que llegaría seis meses después. La crisis económica era muy fuerte y los conflictos laborales, el pan nuestro de cada día. Todos los meses se publicaba el número de horas de trabajo que se habían perdido por huelgas. Los sindicatos tenían entonces mucha fuerza a la hora de enfrentarse al Gobierno y la patronal. Treinta y tres años después, lo único en común con aquella época es la crisis económica, también muy importante, con unas cifras de paro disparadas. Todo lo demás es muy distinto, comenzando por la escasa asistencia a las con que los sindicatos han perdido el poderío de antaño. Son otros tiempos.
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