Cristina López Schlichting
Somos sociales
Pedirle a un niño de seis años que decida sobre su vida no sólo es una crueldad, es una tontería. Los chavales de las plantas de oncología son un ejemplo de esperanza. Brincan con el gotero por los pasillos, pintan y dibujan con catéteres y sondas y siguen haciendo preguntas, aun atontados por la quimio. ¿Qué derecho tenemos de robarles las ganas de vivir que los mayores hemos perdido? «Ay de vosotros, si escandalizaseis a uno de estos pequeños...» En palabras del periodista Francis Van de Woestyne, de La Libre Belgique: «La ley belga no está diseñada para aliviar el sufrimiento de los niños, sino como un trofeo político de quienes la promueven». Se trata de recalcar la autonomía de la persona como fuente de decisión sobre la vida y la muerte. Este planteamiento es muy atractivo para amplios sectores sociales (en Bélgica, un 74% de los ciudadanos). Una mayoría de liberales y socialistas respaldaron el texto sobre la eutanasia infantil, junto con los verdes y nacionalistas flamencos. En contra votaron los conservadores, demócratas humanistas y la extrema derecha. La derecha y la izquierda ateas coinciden en esto. La pregunta sobre el valor del ser humano o sobre la relación entre éste y los demás, les sobra. Un niño de seis años no tiene más decisión que la que sus padres le inoculen y si éstos apuestan por tirar la toalla, el crío les seguirá. También un viejo presionado por una familia cansada de sus achaques se dejará conducir a la muerte. Y qué decir de un enfermo grave. No existimos solos, existimos en sociedad. Lo que pensamos y hacemos depende mucho de la apuesta que otros hacen a nuestro favor. Cabría pensar que la ley belga no obliga a nadie (es lo que dicen de la Ley del Aborto), pero lo cierto es que las leyes retroalimentan los cambios sociales. En 1998 viajé a Bélgica y se discutía la eutanasia de los enfermos psíquicos. Hoy se practica con liberalidad y algunos casos han sido muy tristes, como el del transexual Nathan Verhelst, que decidió morir al verse como un monstruo tras completar una operación de cambio de sexo. El senado belga acaba de frenar una reclamación de ampliar la eutanasia a los enfermos con demencia. Las cifras de eutanasia alcanzaron una plusmarca histórica en 2012, con 1.432 casos, un 25% más que 2011, según fuentes oficiales. Un 1% de las muertes tiene ya como causa la eutanasia. Luchar contra la depresión y la enfermedad es difícil, pero hacerlo además contra la mentalidad general es casi imposible.
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