José María Marco

Sopópera

Los italianos mantienen una relación desacomplejada con el idioma inglés, del que incorporan expresiones que a la gente de cultura latina nos suelen parecer desconcertantes. Tienen (o tenían) un ministro del Welfare –de la Seguridad Social, más o menos–, y a la telenovela la llaman «sopópera». La palabra se escribe a la inglesa, «soap opera», pero como es natural, se pronuncia a la italiana, es decir a la española. Sin duda es más divertida que la nuestra, que parece sacada de un manual de robótica de cuando no existían los robots.

También nosotros incorporamos términos italianos. El último ha sido «casta», «la casta», que se han traído los compañeros de Podemos. Lo aplican a los partidos políticos, y más exactamente a aquellos que han gobernado el país: el PSOE y el PP. Muchas veces se traduce por «bipartidismo», que se ha convertido en un palabro generalizado. –«¿Me pone una caña?» –«¿No pertenecerá usted a la casta?». O bien, «¿No será usted bipartidista?», es algo que se oye mucho en la playa estos días.

Los antibipartidistas como este último señor no se suelen parar a pensar que el bipartidismo nos ha proporcionado cuarenta años de progreso y de libertad. Fuera, los países más prósperos, más estables, los más respetuosos con los derechos humanos son aquellos en los que la alternancia gira en torno a dos grandes partidos. Es algo fácil de entender. Cuanto más complejo es un partido político, cuanto más global sea el proyecto que propone, cuanto más haya tenido que negociar y cuantos más intereses, y más contrastados, se vean reflejados en su programa, más se parecerá al conjunto del país y mejor gobernará, con menos riesgo de arbitrariedades y de precipitaciones.

La alternativa al bipartidismo no es la democracia auténtica. Es la «casta», un término que se forjó en Italia para hablar de un sistema en el que el poder político está fragmentado en partidos, organizaciones e instituciones rodeadas de la más absoluta opacidad y que no rinden cuentas nunca, al igual que, también en Italia, nadie se siente en la obligación de rendir cuentas al Estado. La «casta» llegará a España en el momento exacto en el que para formar una mayoría de gobierno negocien en las Cortes Juan Carlos Monedero, Rosa Díez, Pablo Iglesias, Cristina Seguí, Alejo Vidal Quadras, Irene Lozano, Toni Cantó, Cayo Lara, Sosa Wagner, Alberto Garzón y algunos de sus amigos de ERC, de Compromis y de Bildu. Esa es la «casta» auténtica, la alternativa al bipartidismo. Sólo para fans de la sopópera.