Martín Prieto
Soraya Sáenz de Santamaría
Afirma la Organización Mundial de la Salud que la primera pandemia mundial es la obesidad. Habría que concluir que la de las personas y de los estados. Nuestra literatura del XIX está repleta de cagatintas pululando ociosos por los pasillos de la Administración hasta que un cambio ministerial les devuelve a su mesa de funcionario fantasmal. El erróneo e irreversible sistema autonómico (toda autonomía siempre es carísima porque multiplica los gastos del centralismo) o se deshilacha o se somete de grado o por fuerza a un régimen de adelgazamiento que recupere su eficiencia y su salud. A lo que es un enérgico proyecto de liposucción burocrática se le llama «Reforma Soraya» por su implicación personal en los miles de folios de que consta y que tan airados tiene a los barones territoriales. Sin necesidad de corruptelas habíamos caído en un surrealismo de nuevo rico con automóviles no ya blindados sino tuneados y alcaldes con jefe de protocolo para filtrar las visitas y ordenar su atuendo. Francisco I en su Imperio austrohúngaro tenía menos etiqueta y la única ostentación de sus palacios. Sorprende Pep Guardiola hablando en alemán; prefiero a la vicepresidenta, y vocera del Gobierno, charlando en el idioma de Göthe con Merkel, con la que ha enraizado una buena sintonía. Número uno en Derecho, abogada del Estado, casada en Brasil con un colega, no ha pisado ningún charco y con su aire de ratita presumida la tienen por stajanovista y no hace un entendible seguidismo a Rajoy sino que coincide con él en el proyecto más complicado de nuestra democracia. Tiene carácter pero guarda las formas cuando ejerce su autoridad. Estos días ha estado más en Berlín que en Madrid, porque al margen de las relaciones europeas y bilaterales, la canciller la invitó personalmente al Congreso de su partido, la CDU. Se ha dedicado a aceitar para España la reunión de mañana de la UE. Tras su discurso ante los democratacristianos alemanes, el presidente del Consejo Económico de la CDU comentó: «Ha nacido una estrella».
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