Iñaki Zaragüeta
Susana bajó a la arena
Todos la esperaban. No podía mantenerse más al margen después de la que había montado. La sultana andaluza dejó la colina donde el Estado Mayor planifica la táctica y bajó a la arena a vivir con sus huestes la semana de pasión. Susana Díaz habló claro el lunes y lanzó a su tropa la proclama de la abstención para hacer presidente a Mariano Rajoy y evitar así la debacle para sus filas de unas terceras elecciones.
No va a tener fácil los movimientos hasta el Comité Federal, pero conoce el oficio y su organización. Vencerá aunque, como ha sucedido siempre en las batallas, haya que dejarse jirones hasta de vida en ellas. Sabe que vencerá a pesar de tanto odio hacia el Partido Popular que impera entre muchos de los suyos, aquellos en los que triunfó la doctrina de Zapatero –escuché a alguien decir sobre su figura que «para ser un buen presidente, hay que haber sido ex presidente»– y la invitación a su famoso, triste por cierto, «cinturón sanitario» a los populares.
El problema actual es menor comparado con los futuros, según los socialistas contactados por mi amigo Rogelio. Quienes a regañadientes traguen con el cáliz de Mariano Rajoy, presionarán para alzar el hacha de guerra, nunca la han enterrado, y provocar un auténtico calvario al Gobierno, con Ciudadanos intentando no quedar al margen en el uso del látigo con cualquier excusa.
El tiempo dirá de inmediato si en el Partido Socialista se implanta el periodo de salvar el crecimiento económico iniciado en España y reorganizar su ejército hasta encontrarse a sí mismo. O, por el contrario, el objetivo se centra en propiciar el caos. Así es la vida.
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