Julián Redondo

Tiquitaca o «tiquiboom»

Tiquitaca o «tiquiboom»
Tiquitaca o «tiquiboom»larazon

El domingo, clásico, el partido que todo lo abarca, que nunca caerá en lunes ni a las siete de la tarde ni a las diez de la noche, cuando el aficionado infantil sueña con los angelitos porque el «prime time» le impide soñar con sus ídolos. El domingo, Madrid-Barça, que nunca caerá en lunes porque hay que terminar con el fútbol en abierto, por muy especializado que esté el Athletic. El domingo, el «tiquiboom» de Ancelotti contra lo que queda de tiquitaca en los planteamientos de Martino. El «tiquiboom» consiste en sobar el balón lo menos posible, sin despreciarlo, y en cuatro o cinco pases, con la mayor precisión posible, sorprender al rival. Así trata de jugar el Madrid, como cuando dejó al Schalke para el arrastre. Velocidad y profundidad, Xabi, Modric, Benzema, Cristiano... El tiquitaca es elaboración, el control del juego, del tempo y de la pelota, que en tu poder no te crea peligro. Es el fútbol combinativo que, de mediocampo hacia adelante, con ritmo para subir y presión arriba para defender no aburriría ni a Franz Beckenbauer.

El domingo, el «tiquiboom» contra el tiquitaca; Cristiano frente a Messi, para que apenas se hable de la resurrección de Contador o de las motos en Qatar... Ni de los cuatro millones de euros que Maduro paga al propagandista de cámara Diego Armando Maradona, o de que «la estructura del deporte español debe cambiar porque no puede seguir como en los tiempos de Franco» (Alejandro Blanco), o de que la Federación Española de Atletismo resuelva el expediente de Marta Domínguez favorablemente a la senadora y que la IAAF recurra al TAS. El domingo, Madrid-Barça.