Ely del Valle
Todos se equivocan
Se equivoca el PP cuando se niega a la comparecencia de Rajoy para dar explicaciones cuando hay tanto que explicar. Se equivoca el PSOE al acusar al PP de ser el partido de la corrupción porque lo primero que se nos viene a la cabeza es lo de la sartén y el cazo. Se equivoca Cayo cuando pone los cataplines sobre la mesa por los escándalos ajenos porque antes debería ponerlos por los propios.Y se equivocan UPyD y Ciudadanos cuando presumen de virginidad cuando todavía no han tenido la oportunidad de demostrar que el poder no les mina la honradez.
Pocas veces hemos visto tanta metedura de pata, tanto desatino y tanta falta de sensatez como ahora cuando todos los partidos parecen haber entrado en modo pánico al darse cuenta de que la corrupción, que tradicionalmente no solía pasar factura, se ha convertido en la espada de Damocles que les puede decapitar el futuro.
Hubo un tiempo en que tener entre rejas a un ministro del Interior, al gobernador del Banco de España, al director general de la Guardia Civil, a la directora del BOE y a un ex secretario de Estado de Seguridad, no impedía ganar elecciones, pero eso ha cambiado. La crisis y sobre todo la transversalidad de los chanchullos de Caja Madrid y de la Púnica en los que los presuntos no pertenecen a un único partido porque el contubernio se habría cocinado entre representantes de todos los colores, es lo que ha terminado por abrir los ojos al españolito de a pie, al que no le caben más operaciones judiciales y policiales abiertas en la paciencia. El «todos son igual de chorizos» se ha instalado en el imaginario colectivo, y por eso quienes crean que yendo por libre, escurriendo el bulto o sacando la artillería se van a librar del palo se equivocan. Y lo malo es que ninguno parece darse cuenta.
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