Restringido

Togas a la carrera

La Justicia más lenta de Europa se ha convertido en la más diligente para poner en la calle a los asesinos de ETA, violadores y delincuentes de alto riesgo, un minuto después de que el Tribunal de Estrasburgo apuntillara la llamada «doctrina Parot». En la Audiencia Nacional y en las de algunas autonomías los magistrados que se eternizan con causas cuyos legajos ya han adquirido el inquietante color sepia, se han lanzado de cabeza al cumplimiento de lo pactado por el Gobierno Zapatero en el famoso «proceso de paz». Como desveló LA RAZÓN nada más conocerse el fallo, y nunca mejor dicho, del Tribunal de Derechos Humanos, al señor López Guerra se le colocó entre los togados que no parecen tener ni la más remota idea del daño que ETA le ha infligido a la sociedad española durante más de cuatro décadas, para que se asegurara de que se cumplía lo pactado entre los terroristas y el zapaterismo gobernante. Y sabiéndose como se sabe que eso fue exactamente así, la propaganda de la izquierda casi consigue que las víctimas terminen por echarle la culpa de lo ocurrido al Gobierno de Mariano Rajoy que fue el que recurrió el pasado verano el primer intento de abrir las puertas de las cárceles. Pero de eso apenas se habla, como tampoco se levanta apenas la voz contra el partido que ha jugado un papel determinante para que Inés del Río y tropecientos asesinos más, vuelvan a las calles que ellos mismos sembraron de sangre y desolación. Porque Inés del Río seguirá siendo una asesina hasta el fin de sus días a pesar de que el fiscal superior del País Vasco, el señor Calparsoro, se niegue a llamarle así porque, según él, ya ha pagado su deuda con la sociedad. Un año de cárcel por cada asesinato. Eso sí que es un recorte.