Iñaki Zaragüeta
Tristeza por este final
Tristeza fue el sentimiento que me invadió cuando ayer acabó el pleno de Les Corts en el que se aprobó la liquidación y desaparición de la RTVV. Me vinieron a la memoria 1.600 parados con sus familias y recordé que «la tristeza es la única emoción que te muestra lo que realmente importa». Y me sorprendí. Seguí el debate con extraordinaria atención y, aparte de algunas formas mejorables, el PP no pudo o no supo exponer argumentos que anularan los exhibidos por los grupos de la oposición. Imagino que quienes tuvieron la responsabilidad de defender la propuesta popular eran presos de una batalla interior entre el corazón y la racionalidad. Y se notó.
Veo a Alberto Fabra debatiéndose entre lo que querría hacer y lo que está obligado a hacer. Por más horizonte estragado que vislumbrara el día que fue designado para relevar a Francisco Camps, no imaginó la sesión de ayer ni advirtió que le tocaría jugar el papel de pionero en la eliminación de una Televisión autonómica, cuando es una de las tres con más mérito, junto a Cataluña y Euskadi, para existir.
Con la impresión de que algo se ha podido hacer mejor, el suceso me dejó malestar y, antes de sentarme a escribir estas líneas, abrí las coplas de Jorge Manrique «Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte/ contemplando/ cómo se pasa la vida,/ cómo se pasa la muerte/ tan callando,/ cuán presto se va el placer,/ cómo, después de acordado,/ da dolor;/ cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado/ fue mejor.
Así es la vida.
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