Iñaki Zaragüeta

Un examen exhaustivo

Una tragedia como la ocurrida el 24 de julio a las puertas de Santiago en el Alvia requiere una investigación minuciosa. Si cualquier accidente con pérdida de vidas obliga a un estudio exhaustivo de las circunstancias, lo es más cuando han muerto 79 personas y 150 resultaron heridas. Hay que conocer exactamente lo acontecido y pedir las responsabilidades que se deriven. De ahí que el titular del Juzgado que instruye el caso tiene ante sí un intenso trabajo.

Dicho esto, no dejan de sorprender las imputaciones del «responsable o responsables de seguridad de Adif en el tramo ferroviario entre Ourense y Santiago» cuando la causa del accidente ha sido claramente establecida en que aquella curva maldita se tomó a 190 kilómetros por hora cuando existe una limitación de 80. Sin embargo, el juez Luis Aláez admite que las muertes y lesiones causadas en el siniestro «se encuentran obviamente conectadas con la conducción inadecuada por exceso de velocidad», pero incide –aquí es donde puede incorporarse una nueva doctrina a la hora de procesar estos casos– en que «un examen más detenido de las circunstancias conocidas en que se produce el siniestro permite inferir también su conexión con la omisión de medidas de seguridad preventiva de naturaleza vial y, en definitiva, con una conducta imprudente de las personas responsables de garantizar una circulación segura en aquel tramo».

El escrito es digno de estudio. Entra en detalles más propios de técnicos especialistas que de un juez, dando la impresión de comprender un poco más el error del maquinista que la falta de todo tipo de advertencias y señales para enmendar una posible equivocación. Veremos en qué queda. Así es la vida.